¿Quién fue la primera asesina en serie? Historia, perfiles y causas | Artículo en español

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¿Quién fue la “primera” asesina en serie? Historia, perfiles y causas detrás de las mujeres que matan en serie
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¿Quién fue la “primera” asesina en serie? — Historia, perfiles y causas detrás de las mujeres que matan en serie

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Ilustración conceptual sobre asesinas en serie
Ilustración conceptual. Imagen de portada para compartir en redes.

La pregunta “¿quién fue la primera asesina en serie?” parece simple, pero al intentar responderla chocamos con dos problemas: la definición misma de “asesina en serie” y la insuficiente documentación histórica. A lo largo de la historia han existido mujeres que cometieron múltiples homicidios, algunas por veneno, otras por sadismo, algunas como parte de estructuras más amplias —y otras tantas cuya culpabilidad es hoy motivo de debate. En este artículo repasamos la definición, los casos históricos más tempranos con registros, los patrones comunes en las mujeres que cometen homicidios en serie y las explicaciones sociales y psicológicas que intentan responder por qué ocurre este fenómeno.

¿Qué es una “asesina en serie”?

Antes de señalar nombres conviene una aclaración: un asesino o asesina en serie es alguien que mata a tres o más víctimas en eventos separados por un periodo de enfriamiento y con un patrón o modus operandi que indica repetición deliberada. Esta definición moderna surgió en el siglo XX; por lo tanto, aplicar la etiqueta a figuras antiguas implica interpretación retrospectiva.

Cuando preguntamos por la “primera” asesina en serie, podemos considerar tres enfoques:

  • Registro histórico antiguo: personas señaladas como responsables de muchas muertes en épocas con pruebas escasas o testimonios sesgados.
  • Casos con documentación legal detallada: mujeres juzgadas y condenadas en tiempos con procedimientos más rigurosos (siglos XVIII–XX).
  • Casos modernos reconocidos por la criminología: mujeres que cumplen la definición contemporánea y han sido estudiadas por especialistas forenses.

Casos históricos tempranos (debate y contexto)

Locusta (siglos I a. C. – I d. C.) — Roma antigua

En la Roma imperial existen relatos sobre mujeres a las que se atribuyeron envenenamientos en serie. Locusta, una presunta envenenadora que habría suministrado tóxicos a personajes ilustres, aparece en crónicas antiguas. Es difícil afirmar con certeza si fue “asesina en serie” según la definición moderna, pero su figura ilustra cómo, desde tiempos remotos, se ha asociado a algunas mujeres con el uso de venenos y la repetición de homicidios.

Erzsébet Báthory (1560–1614) — Hungría

Elizabeth (Erzsébet) Báthory es uno de los nombres más difundidos como “asesina en serie” medieval. Fue acusada de torturar y matar a numerosas jóvenes sirvientas; se citan decenas de víctimas, aunque el número exacto y la veracidad de las acusaciones son debatidos por historiadores. Parte de la polémica radica en posibles intereses políticos y la hipótesis de que la condena respondiera a motivos de poder y expropiación.

Mujeres envenenadoras a lo largo de los siglos

Aparecen repetidamente casos de mujeres acusadas de envenenar a múltiples personas: enfermeras, cuidadoras o familiares. En épocas en que el acceso a venenos y el contacto con enfermos era más común para las mujeres, el uso del veneno emergió como un patrón hoy asociado a homicidios repetidos.

Casos modernos tempranos (documentados)

Belle Gunness (¿1879?–ap. 1908) — Estados Unidos

De origen noruego, fue acusada a inicios del siglo XX de matar a pretendientes y trabajadores de su granja por motivos financieros. Se cree que pudo haber matado a entre una docena y varias decenas de personas. Su caso encaja en la categoría moderna por motivación económica y patrón reiterado.

Jane Toppan (1857–1938) — Estados Unidos

Enfermera estadounidense que confesó haber asesinado a múltiples pacientes mediante envenenamiento. Su perfil se estudia por el vínculo entre una profesión de cuidado y el acceso a fármacos que facilitan el crimen sin confrontación directa.

Otros ejemplos del siglo XX

A lo largo del siglo XX aparecieron otros nombres —con frecuencia vinculados al envenenamiento o al abuso de confianza sobre dependientes— que permitieron a la criminología identificar patrones y mejorar la detección.

Patrones y diferencias entre asesinos y asesinas en serie

  • Método: las mujeres usan con mayor frecuencia métodos discretos (veneno, sedación) y operan en contextos domésticos o de cuidado. Los hombres tienden a emplear violencia física directa y atacar a desconocidos.
  • Motivación: en mujeres, motivaciones económicas, eliminación de cargas, venganza o control emocional; en hombres, con mayor frecuencia motivaciones sexuales, de poder o sadismo.
  • Perfil social: roles de confianza (cuidadoras, personal sanitario, madres) que facilitan acceso y disminuyen sospechas.
  • Detección: los métodos “silenciosos” retrasan el descubrimiento; muertes en entornos domésticos/sanitarios pueden confundirse con causas naturales.
Estas son generalizaciones estadísticas; existen muchas excepciones y solapamientos.

¿Por qué matan? — Explicaciones psicológicas y sociales

Factores personales y psicológicos

  • Historia de abuso o trauma: correlación entre experiencias tempranas de abuso y posterior conducta violenta.
  • Trastornos mentales: psicopatías o trastornos de personalidad que reducen la empatía.
  • Afrontamiento limitado: acumulación de estrés y sensación de “no salida” que puede derivar en violencia.

Factores situacionales y estructurales

  • Acceso y oportunidad: disponibilidad de venenos/medicación y acceso íntimo a potenciales víctimas.
  • Presiones económicas: búsqueda de recursos o eliminación de herederos/obstáculos.
  • Roles de género y subestimación: la expectativa de cuidado femenino reduce la sospecha y facilita la impunidad inicial.

Reforzamiento del comportamiento

La repetición del homicidio puede actuar como refuerzo: si los crímenes no se detectan y reportan beneficios (dinero, control, atención), el patrón se intensifica.

Cómo cambió la reacción social y la investigación

  • Toxicología forense: avances para detectar toxinas redujeron muertes “no aclaradas”.
  • Intercambio de información policial: bases de datos y coordinación entre jurisdicciones para detectar modus operandi repetidos.
  • Perspectiva de género: menor subestimación de la violencia femenina en investigaciones actuales.

¿Quién merece la etiqueta de “primera”?

No hay un único nombre indiscutible. La historia muestra casos antiguos (Locusta), figuras como Erzsébet Báthory (culpabilidad debatida) y ejemplos modernos documentados (Jane Toppan, Belle Gunness). Las razones de la ambigüedad incluyen documentación irregular, intereses políticos y evolución del concepto de “asesina en serie”. Es más correcto hablar de “primeras figuras históricas identificadas” que de una “primera” absoluta.

Estudios de caso breves

Jane Toppan — “La enfermera envenenadora”

Tras su confesión, fue declarada no culpable por demencia y recluida. Se estudia su caso por el patrón de acceso a fármacos y víctimas del entorno de cuidado.

Belle Gunness — “La granja de las desapariciones”

Presuntamente atraía pretendientes con promesas de matrimonio; el móvil económico y la posible desaparición de su propio cuerpo alimentan la leyenda en torno a su caso.

Erzsébet Báthory — “Leyenda y política”

Acusada de torturas y homicidios múltiples; la historiografía contemporánea discute cuánto hubo de crimen y cuánto de maniobra política y propaganda.

¿Qué nos enseñan estos casos?

  • La violencia no es exclusiva de un género; las formas y motivaciones difieren en promedio.
  • La evidencia forense es clave para separar hechos de conjeturas.
  • El contexto social y de género influye en oportunidad, método y detección.
  • Evitar el sensacionalismo es esencial para respetar a las víctimas y comprender el fenómeno.

Reflexiones finales

Buscar a la “primera” asesina en serie es, en gran medida, explorar sombras históricas. Para entender el fenómeno conviene analizar patrones de acceso, oportunidad, motivación y silencio social que permitieron a individuos —hombres y mujeres— cometer crímenes repetidos. La criminología y la cooperación entre agencias han mejorado la detección, pero la historia recuerda que la violencia se adapta a los tiempos. El enfoque crítico, el rigor y el respeto por las víctimas deben guiar cualquier aproximación al tema.

Palabras clave sugeridas: asesina en serie, historia criminal, psicología forense, mujeres criminales, true crime, perfil criminal, envenenamiento, criminología.

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